Adoptar la agilidad no es fácil, ya que hay muchas variables que pueden impedir avances o resultados tangibles. Por lo tanto, identificar dónde es más probable que la agilidad entregue el mayor valor de negocio es clave para el éxito de la adopción, especialmente al inicio.
Deben tener cuidado en los contextos donde los resultados de la agilidad serán iguales o ligeramente superiores al estilo tradicional. En esos escenarios, deberán analizar el costo-beneficio y quizás no sea adecuado utilizar métodos ágiles.
En mi experiencia, la agilidad logra mejores resultados cuando hay más incertidumbre. Es decir, cuando se enfrentan a un reto o problema donde no hay solución evidente, hay muchas formas de encontrar una solución o es posible que no exista una solución. En estos casos, el estilo tradicional fallará trágicamente. Por eso, mientras más incertidumbre haya, será más conveniente adoptar la agilidad.
Por ejemplo, lanzar un nuevo producto en un segmento nuevo de clientes tendrá más incertidumbre. En cambio, migrar un ERP (sistema de planificación de recursos empresariales) de una versión a otra también tiene incertidumbre, pero es menor que en el caso anterior.
La agilidad logra mejores resultados cuando hay más incertidumbre
Por otro lado, si la naturaleza del producto construido no permite cambios frecuentes en el alcance o la estrategia, entonces, aunque haya incertidumbre, no será evidente la diferencia entre la agilidad y el estilo tradicional. Además, si no es posible construir un MVP (producto mínimo viable) o adaptar rápidamente un producto existente, entonces la agilidad entregará al ritmo tradicional, perdiendo así la capacidad de experimentar, aprender y mejorar en intervalos cortos de tiempo.
Por ejemplo, es más probable que se puedan cambiar con frecuencia los productos digitales que utilizan tecnologías modernas y automatización, y así mostrar resultados. En cambio, será muy difícil cambiar ágilmente un producto digital construido hace décadas y sin automatización.
En resumen, les recomiendo utilizar la agilidad en productos o proyectos con alta incertidumbre y capacidad de adaptación, ya que así es más probable que brinden mayor valor en tu organización. Recuerden que la decisión de dónde utilizar la agilidad es solo el primer paso; el éxito dependerá de los siguientes pasos que se den durante la ejecución.